Las advertencias de Fundación Capital: dudas sobre el frente fiscal para 2019

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Un informe de la organización que dirige Martín Redrado analizó la evolución de las cuentas públicas. Hizo foco en el adelanto del proyecto del Presupuesto 2019. Los principales puntos.

Un informe de Fundación Capital, la organización que dirige el ex presidente del Banco Central Martín Redrado analizó la evolución de las cuentas públicas con foco en el adelanto del proyecto del Presupuesto 2019.

Los siguientes son los principales puntos:

-Con la difusión de los primeros números macroeconómicos del presupuesto 2019 como marco, el déficit financiero acumulado verificó por primera vez en el año una reducción (-0,8% i.a.).

-Así,  las  autoridades se  acercan al  debate  sobre  el  Presupuesto  pudiendo  mostrar  cierta  credibilidad en torno al logro de los objetivos fiscales de corto plazo.
-En  detalle,  el rojo fiscal de  mayo mostró su  mayor baja en  lo  que  va  del  año. El  déficit  primario se contrajo un 71,3% i.a. y el financiero un 37,9% i.a. Este comportamiento se debió  a que los ingresos (33,4% i.a.) continuaron creciendo por encima de los gastos (17,9% i.a.).

-En términos  reales,  la  evolución  de  los  ingresos  y las  erogaciones sigue registrando una  notoria divergencia, la cual explica la mejora de  las cuentas  fiscales  a partir del segundo semestre de 2017.
El  gasto suma  once  meses de  variación  real  negativa,  mientras  que  lo  opuesto  ocurre con los recursos (promedio tres meses móviles).

-Más  allá  de  la  reducción  del  déficit, se observaron  algunos  cambios destacables en  las distintas  partidas del  gasto en  mayo.  En  particular,  los  subsidios  económicos,  que  venían  siendo uno de los componentes centrales en la moderación de las erogaciones, crecieron 21% i.a.,  su  mayor  aumento  desde abril  de  2017.  No  obstante,  esto responde en  parte  al incremento en el costo de la energía importada. De esta manera, la contención de los egresos en  el  quinto  mes  del  año  respondió  a  la baja en  los  gastos  de  capital  (-10,5%  i.a.)  y en las transferencias  a provincias  (-28,7%  i.a.).

-En  ambos  casos, se  trata de  partidas  en  las  que las autoridades comunicaron que centrarán sus esfuerzos de reducción del déficit en el marco del  acuerdo con el FMI.

-Respecto al resto de los componentes, estos mostraron una evolución por debajo de la inflación en el quinto mes del año. En este punto, vale señalar las prestaciones sociales que si bien  siguen  siendo  la  partida más  dinámica del  gasto, aumentaron un 24,4%  i.a. frente  a  un 25,5% i.a. de la inflación. En este sentido, debe tenerse presente que el año pasado esta línea creció en 0,5 puntos del PBI, en el marco de la Ley de Reparación Histórica y del ajuste de los haberes según la anterior fórmula de movilidad.

-Por último, los salarios crecieron 20% i.a., en línea con la evolución de los meses previos.
Por  el  lado  de  los  ingresos,  se  observó  un alto dinamismo, en  particular en  aquellos tributarios (30,2%  i.a. en  may-18).  En  este  sentido,  teniendo  en  cuenta  que las  autoridades parecen decididas a  contener  el  gastoen  línea  con  sus  anuncios,  el  comportamiento  de  la recaudación aparece como la variable clave a monitorear, en el marco de una menor actividad económica proyectada.

-Respecto  al  dato  de  mayo,  lo más  dinámico continuó  siendo el  IVA,  que  se  incrementó 49%  i.a.
Por  su  parte,  el  impuesto  a  las  ganancias  y  el tributo al  cheque  tuvieron  un incremento de 14,7%  i.a. y 73,8%  i.a., respectivamente, en línea  con el pacto fiscal alcanzado con las provincias (que introdujo cambios en la forma en que se reparten estos gravámenes).

-A tono con la suba del tipo de cambio, tanto los derechos de exportación como de importación mostraron  una  mejora,  creciendo  33,1%  i.a.  y  73,4%  i.a.,  respectivamente.  Por  último, los gravámenes de la seguridad social se expandieron un  21,8% i.a.

-En cuanto a los datos de junio, la recaudación continuó aumentando en términos reales, aunque a un ritmo algo menor. En efecto, según informó la AFIP, se expandió un 31,9% i.a. en dicho mes, lo que se tradujo en una suba en términos reales del 1,9% i.a.. Vale mencionar que estos  datos incluyen la  porción  de  la  recaudación  que  se  quedan  las  provincias  y  no  sólo aquella que corresponde al Gobierno Nacional.

-En suma, en la primera parte del año las cuentas fiscales continuaron mostrando signos de mejora, producto de un gasto público contenido y de una recaudación dinámica. De seguir en este sendero, las autoridades parecen encaminadas a cumplir, o incluso a sobre cumplir, la  meta de 2,7% del PBI de este año. Hacia delante, la clave estará en la evolución de los ingresos, punto que ampliaremos en la próxima sección.

2019

-En  el  marco  de  una  menor  actividad  económica  proyectada, la  performance  de  la recaudación será  una  variable  central para la reducción del  déficit de  cara  a  los  próximos meses. En efecto, el programa con el FMI contempla no sólo esfuerzos en materia de gastos, sino también un alza de los ingresosen términos del PBI de 0,4 puntos en 2019 para alcanzar un rojo de 1,3% del producto, evolución que parece optimista en el actual contexto.

-Analizando  la  evolución  de  los  recursos tributarios y  su  relación  con  el  PBI, resulta interesante en primer lugar, que en contextos de menor actividad económica, con frecuencia se establecieron medidas de  corte  impositivo  para  apuntalar  las  arcas  del estado.  Esto  se  dio en muchos casos a expensas de alterar la estructura tributaria,acumulando impuestos a veces distorsivos  y, retroalimentando  la  caída  de  la  actividad.

-A  diferencia  de  esos  casos, las autoridades actualmente enfrentarán los  próximos  meses con reducciones de  impuestos.

-Entre  los más importantes,  se  destacala  baja  gradual  en los  derechos  de  exportación,  cuya baja comenzó con  el  cambio de Gobierno, y la  disminución en los  pagos  de  seguridad  social, mediante  la implementación de  un mínimo no imponible, entre otras rebajas comprometidas en la reforma tributaria.

-Esto se enmarca en un contexto donde la presión tributaria actual es significativamente elevada, alcanzando el 30% del PBI (en 2017). Más aún, la misma creció en 6,7 puntos desde 2003.

-Esto suma complejidad a la tarea de reducción más agresiva del déficit  acordada con el FMI.
En este sentido, la Carta de Intención con el Fondo Monetario contempla que  si  bien  se  mantiene  el  compromiso  de  reducir  los  impuestos  distorsivos  “(…) podríamos extender  el  período  de  implementación  de  algunas  de  estas  modificaciones  si  fuera  necesario para alcanzar nuestras metas fiscales”.

-En segundo lugar, resulta interesante analizar la evolución de la recaudación impositiva informada  por  la  AFIP  (que  incluye  la  porción  de  la  recaudación  destinada  a  provincias)  y  la variación del producto.

-Para diluir el efecto de medidas puntuales, consideramos un rango de más  de  veinte años.
Así, puede  apreciarse  que  sólo  en  cuatro de  los  años analizados la recaudación  real  tuvo  un  signo  distinto  al  del  PBI.  Es  decir, se  advierte  una estrecha relación entre  ambas  variables.

-En  detalle,  la  elasticidad promedio entre la  recaudación  y  el  producto resulta de 1,23.
En otras palabras, cada punto de variación real del PBI se traduce en alrededor de 1,23 puntos de variación en la recaudación en términos reales. No obstante,  merece señalarse cierta volatilidad entre año y año. En parte, esto  está relacionado con la  adopción  de  medidas  de  corte  impositivo.

-Otro punto interesante es que la mayor elasticidad entre producto y recaudación real se observó en 2016,  cuando  una  retracción  de  1,8%  en  el producto llevó  a una  caída  de  9,8  puntos  en  la recaudación  real, en el marco de  la  rebaja en  los  derechos  de  exportación  y  del  ajuste  en  los parámetros  del  impuesto  a  las  ganancias.  El  antecedente  negativo  de  2016  muestra las dificultades  de avanzar  en  un  recorte  agresivo de  los  impuestos, al  mismo  tiempo  que  se  cumple la meta de déficit.

-Una forma de aislar los cambios normativos es observar el comportamiento del IVA y del impuesto  al  cheque.  En  efecto,  estos mantuvieron  sus  parámetros  mayormente  inalterados por períodos significativos  de tiempo y constituyen dos importantes fuentes de recursos  (37% del total en 2017).

-El IVA es el que se muestra más sensible, con una elasticidad promedio de 1,6, mientras que el impuesto al cheque presenta una elasticidad de 1,1. Esto es esperable en  la  medida  que  uno  está  directamente  asociado  al  nivel  de  ventas,  mientras  que  el  otro depende  del  grado  de  bancarización.  De  esta  manera,  las  elasticidades  de  estos  impuestos, menos afectados por cambios normativos, no parecen diferir demasiado de lo observado para la recaudación en general, teniendo en cuenta que su elasticidad promedio es de 1,3.

-Del análisis precedente se pueden extraer algunas conclusiones relevantes sobre lo que podemos  esperar  en  los  próximos  18  meses.

-Para 2018,  se  corre  con  la  ventaja  de  que  la recaudación  lleva  ya  transitados  seis  meses  del  año con  buen  desempeño.

-Para  la  segunda mitad del año se prevé una desaceleración de la misma, algo que ya comenzó a insinuarse en junio, en línea con la menor actividad económica.

-En este sentido, podemos asumir una caída de  la  recaudación  en  términos  reales  del 2%i.a. para la  segunda  mitad  del  año,  en  línea  con una  elasticidad de  los  ingresos  impositivos  en  torno  a  2  (elasticidad  observada en  el  IVA  y  el impuesto  al  cheque en  2016).

-Bajo  estos  supuestos, los  ingresos aumentarían un 26,2%  i.a. hacia  fin  de  año (descontando  el  blanqueo,  considerando  sólo  gobierno  nacional),  mientras que  los  egresos  lo  harían en un 17,2%  i.a. (comportándose  como  lo  hicieron  en  los  primeros meses del año). De esta manera la reducción del déficit primario a 2,7% luce cumplible, quizás incluso con cierto margen.

-En el caso de 2019, podemos suponer un escenario base en el cual la recaudación real se comporta de acuerdo a su elasticidad histórica.

-En este escenario, dada nuestra proyección de crecimiento (0,8%  en  2019),  la  recaudación  real  crecería  un  magro  1% el  próximo  año.  Esto implicacierta  dificultad  para  alcanzar  un  incremento  en  los  ingresos en  términos  del  PBI (0,4 puntos  según  programado por  las  autoridades).
En  este marco, la  meta  fiscal  para  el  año próximo  luce  posible,  aunque difícil.  En  efecto,  si se  presentan dificultades  para  efectuar  la reducción  del  gasto anunciada o si la  actividad resulta menor  a  la  esperada,  los  riesgos  de incumplir la meta no son menores.

-En conclusión, prevemos  que la  meta fiscal de  2018 continúa  siendo  alcanzable, teniendo  en  cuenta  que  ya  transcurrió  medio  año  con  ingresos  creciendo  a  buen  ritmo.  Para 2019,  el  panorama  luce más complicado,  especialmente  si  los  ingresos  y  la  actividad  se mostras en más débiles.

-Las  autoridades  parecen  tener escaso  margen para  limitar  el  recorte comprometido  del  gasto,  aún  más  con  las  reducciones  tributarias ya pautadas.  Así,  el  año próximo las  autoridades  se  enfrentarán  a una compleja  tarea  para  lograr  los  múltiples objetivos en el plano fiscal, en un 2019 que además tiene la particularidad de ser electoral.

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