Rentabilidad en la era Macri: el gran desafío de la banca

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En 2016 el incremento de las utilidades fue de 24% y por primera vez en muchos años quedó muy abajo del aumento de los precios. Los bancos se preparan para un escenario en el que será clave aumentar la eficiencia y en lo posible ganar cuotas de mercado. Se espera que la expansión del crédito, que hoy no llega a 15% del PBI, resulte clave para alcanzar ese objetivo.

La batalla contra la inflación marca el rumbo de la nave insignia piloteada por Federico Sturzenegger. El norte está claro. Los costos, macroeconómicos, aún no tanto. Pero lo cierto es que el Banco Central, bajo el imperio del régimen de metas de inflación se encamina a reencauzar las expectativas inflacionarias de los agentes económicos dentro de un marcado sendero de desaceleración. El objetivo es llevar a la economía a una tasa de inflación de un dígito. Como en todos los órdenes de la vida económica la forma de ganar dinero, o sea, de ser rentable, cambia significativamente al pasar de un contexto de alta inflación a uno de baja, y viceversa. El sistema financiero no escapa a la regla y ya viene sintiendo el impacto en el cuadro de resultados. Los guarismos de los últimos años suenan a simple vista a extraordinarios: $ 60.010 millones en 2015 y $ 74.506 millones el año pasado, según datos del BCRA. Pero el combo devaluación y alta inflación hicieron gran parte del trabajo. Tampoco el mito de una gran década de ganancias no genera consenso entre analistas y funcionarios, todos prefieren hablar de beneficios reales, y ahí los números son más modestos. Soplan de vientos de mayor competencia, e incluso, de continuidad del proceso de fusiones y adquisiciones, por sobre la venida de nuevos jugadores.

Ahora bien, la performance del último año y el arranque del 2017 dan cuenta que la rentabilidad sobre el patrimonio (ROE) ha pasado de niveles del 36,2% al 25,4% para el mes de enero, y del 41,8% al 22,3% en el caso de febrero. En enero pasado el sistema mostró resultados positivos de $ 6.093 millones y de $ 4.703 millones en febrero cuando un año atrás registró ganancias por $ 6.641 millones y $ 9.007 millones respectivamente. Más allá de circunstancias especiales en el advenimiento del nuevo gobierno y las primeras medidas, como el levantamiento del cepo, etc. la tendencia de la rentabilidad bancaria es descendente. “Federico (por Sturzenegger) viene haciendo hincapié en que la rentabilidad del sistema está atada a la tasa de inflación, o sea, más inflación más rentabilidad. Sobre todo, porque los bancos se fondean en un 50% a tasa cero. Entonces, a medida que la inflación ceda, bajará la tasa de interés y por ende la rentabilidad”, destacó uno de los directores del BCRA en diálogo con Road Show, que por razones institucionales debe optar por el anonimato.

Sobre lo que se puede esperar para lo que resta del año Miguel Arrigoni, CEO de First Corporate Finance Advisors, considera que “en un esquema de altas tasas, y alta inflación, el sistema bancario históricamente ha tenido muy buenos resultados. No observamos motivo para que este año sea diferente, más aún cuando la masa de créditos al sector privado disminuye en términos reales y aumenta la exposición a títulos o deuda del sector público”. Por su parte el economista Julio Piekarz, ex gerente general del BCRA, señala que “la rentabilidad va a seguir siendo firme en términos nominales, pero limitada si se considera neta de la inflación. Ayuda que la baja de las tasas será menor que la esperada, porque la baja de la inflación viene algo demorada. Eso mantiene por ahora la rentabilidad de los depósitos transaccionales, cuentas corrientes y cajas de ahorro. Y ayuda también el aumento de las comisiones, aunque se resentirán algo las comisiones e intereses originados en tarjetas de crédito. Si bien pudieron aprovecharse algunas ganancias de capital por el aumento de los títulos públicos, la baja –macroeconómicamente favorable- del rendimiento de los títulos quita oportunidades de ingreso a las posiciones de inversión en deuda pública o privada”; y agrega que “el aumento de los depósitos y créditos en moneda extranjera contribuye, pero los spreads son limitados”. Por ende, concluye, que “la firme rentabilidad nominal en pesos, dada la estabilidad del tipo de cambio, se traduce en una sólida rentabilidad en dólares y aumento del patrimonio medido en moneda extranjera, potenciando la capacidad para emitir deuda o acciones en los mercados, sobre todo en el exterior”.

Desde el punto de vista macro, el economista jefe del Banco Ciudad, Alejo Espora, evalúa la reciente perfomance del sector destacando que “ya el 2016 fue un año partido en dos en términos de rentabilidad. Los resultados de la banca fueron muy positivos en la primera mitad del año pasado, fruto del impacto de la devaluación sobre el precio de los activos en dólares (incluyendo los futuros del tipo de cambio), las altas tasas de las Lebacs que siguieron a la unificación cambiaria, y la revaluación de los títulos públicos en cartera de las entidades tras la salida del default. Estos factores más que compensaron la caída de la demanda de crédito luego de una serie de medidas que apuntaron a normalizar parte de los desequilibrios macroeconómicos heredados”. Mientras que “en el segundo semestre, el encarecimiento del costo de fondeo derivado de la suba de encajes, la eliminación de determinadas comisiones y la baja de tasas encarada por el BCRA, terminaron comprimiendo las utilidades de las entidades, tendencia que persistió a inicios de 2017 y que plantea un escenario más desafiante para la banca”.

Cómo reaccionarán los bancos frente a este panorama, es uno de los principales interrogantes. Al respecto el director del BCRA consultado por RS, apuesta a que la banca podrá innovar, quizás, con productos como por ejemplo la cuenta corriente remunerada, pero pone el énfasis en que “en la medida que el margen financiero crezca por debajo de los gastos de administración, la banca ser verá en la necesidad imperiosa de compensar esto cada vez con más crecimiento del volumen de negocios”. Lo puede dar lugar a nuevas operaciones de M&A, más allá de las conocidas y las pendientes de resolución (como Deutsche, y Patagonia), advierte. En tal sentido vislumbra más competencia con medios de pagos electrónicos (todo el incipiente boom fintech), porque ayuda a tener más canales de comercialización y en la medida que sean rentables representan más fuentes de ingresos.

Precisamente, desde la empresa tecnológica Practia Global, destacan que “en los últimos años, se redujo 34,6% la cantidad de bancos minoristas privados en Argentina y según datos oficiales, hasta diciembre de 2015 quedaban 49 entidades privadas. Según un relevamiento privado, en el país existen 60 empresas de base tecnológica que prestan servicios financieros que compiten con la oferta de los bancos”. “Argentina se presenta como un caso particular, porque la cantidad de startups fintech que hay ya superó a la cantidad de bancos minoristas privados”, señala José Marcos González Pereyra, gerente de mercado financiero de Practia Global. Según un relevamiento privado, la cartera de servicios de las fintech se concentra 25% en servicios de pagos y cobros, 18% en la administración financiera para empresas, y los préstamos y crowdfunding representan otro 15%. “La oferta de las fintech es muy similar a la que tienen los bancos, pero con mayor flexibilidad y acceso para aquellas personas que buscan esos dos atributos para poder administrar su dinero y realizar negocios”, explica el analista.

Para Espora, “más allá de los movimientos de corto plazo, a medida que se consolide el proceso de desinflación y el BCRA lentamente continúe bajando su tasa de política, es previsible que el resto de las tasas de interés, tanto pasivas como activas, acompañen esta tendencia. En la medida el costo de fondeo de las entidades surge de un promedio ponderado de los depósitos a la vista (no remunerados) y a plazo, la disminución del costo del dinero para las entidades será proporcionalmente menor a la baja de las tasas activas, comprimiendo los spreads (diferencial entre tasas activas y pasivas). La disminución de spreads incentivará a los bancos a competir, cada vez más, por crecer en volumen de negocio para poder sostener su rentabilidad”.  Piekarz considera, en cambio, que “además de competir en los submercados de productos activos y pasivos, los bancos seguirán ajustando los costos, aprovechando además el impulso a la banca electrónica que viene desde el BCRA. Es estresante para los bancos, pero saben que deben aprovechar la oportunidad. Mientras que en el caso de la banca pública el proceso de ajuste de costos es más difícil. Con la excepción del Banco Ciudad, son más lentos para encarar acciones de ajuste y está más sujetas a presiones políticas”.

Otro director del BCRA, que también opta por el anonimato, agrega que “la banca pública con mayor nivel de depósitos a la vista, y por ende a tasa pasiva cero tiene más capacidad para enfrentar este panorama, pueden descalzarse más que los privados y dar créditos en UVA, por ejemplo”. El funcionario enfrenta las críticas de analistas sobre la tenencia de Lebac en los bancos y la rentabilidad asegurada sin riesgo, señalando que el rendimiento de la deuda del BCRA no servirá para cubrir la evolución de los gastos operativos y administrativos de los bancos por lo que deberá ir hacia operaciones crediticias con mayor spread y por ende mejores resultados.

¿Entonces, por dónde irá la competencia? Arrigoni opina que “a juzgar por la historia, la mayor competencia se dará en la parte de financiamiento a personas, mayormente vía tarjetas de crédito. No es un tema menor la competencia con el Estado en un proceso de crowding out”. Para el economista Julio Piekarz, ex gerente general del Central, “la competencia seguirá concentrada en la banca minorista y en las empresas Pyme. Son los sectores de mayor rentabilidad. Por unos meses veremos una gran competencia en captar nuevos clientes y operaciones posibilitados por el ampliamente exitoso blanqueo. En el caso de la banca minorista se potenciará la competencia –ya se ve- en préstamos personales y, algo más lentamente, en préstamos hipotecarios. También se multiplicará la oferta de productos del mercado de capitales –fondos comunes, bonos- y los bancos multiplicarán sus emisiones de deuda propia, en pesos y en dólares”. Por su parte, Espora da cuenta que “donde se observa un importante movimiento es en el mercado de créditos hipotecarios. El 2016 fue un año de ampliación y diversificación de la oferta de créditos hipotecarios, con una creciente participación de la banca privada en este segmento, el cual en la última década había quedado relegado casi exclusivamente a la banca pública. Hoy se observa un acelerado crecimiento del crédito para la vivienda, que avanza a un ritmo del 3% mensual, arriba del 40% anualizado, canalizado principalmente por la línea en UVAs”. “En 2017, creemos que los créditos hipotecarios seguirán ganando protagonismo, dejando atrás años en los que la inestabilidad macroeconómica actuó como un freno al desarrollo del crédito a largo plazo en nuestro país, favoreciendo el acceso a la vivienda propia de un sector más amplio de la población”.

¿Pero serán la salvación del sistema, los créditos hipotecarios? Arrigoni señala que “estos préstamos, hasta tanto no recuperemos la moneda propia (es decir, que la inflación baje significativamente) son fuente más de dolor de cabeza que de solución para los bancos. Es un tema fundamentalmente político, impulsado por subsidios explícitos o implícitos. No es un negocio hoy para los bancos, lo será si la inflación baja a menos de un dígito”. Piekarz va más allá y afirma que “por un tiempo considerable los créditos hipotecarios serán solo un producto complementario. Pero algunos bancos se adelantarán en ese segmento en forma agresiva, y para ellos el producto va a ser importante más rápidamente. Es un producto que fideliza clientes a los que se les puede hacer un fuerte crossselling durante muchos años”. Mientras que Espora destaca que “también se observa un gran dinamismo en los créditos personales. Actualmente, la colocación de estos préstamos avanza a un ritmo del 4,5% mensual y 46% interanual. Si bien es un producto que no logra una fidelización del cliente como la del crédito hipotecario, se obtiene una mayor rentabilidad que en otras líneas de crédito. A su vez, esperamos que los salarios reales se recompongan en los próximos meses, aumentado la demanda por estas financiaciones. Esperamos que los bancos compitan fuertemente en este segmento. En materia de crédito a empresas, la competencia se observará en las líneas de inversión productiva y préstamos en dólares. En el primer caso, dados los cupos mínimos de colocación que establece el BCRA, los bancos competirán fuertemente por la colocación entre las Pymes”.

Desafíos del sistema financiero

. En un escenario de reducción de la inflación, bajarán las tasas de interés. Se achicará una de las principales fuentes de rentabilidad del sector, como sucedió ya en el segundo semestre de 2016.

. Las entidades que tienen menor proporción de depósitos a la vista tendrán más inconvenientes para sostener sus ganancias, ya que tienen menos fondeo “gratis”.

. Las demoras para la reactivación de la economía complica a los bancos el otorgamiento de préstamos para las PYME, ya que la demanda se mantiene baja. Estos préstamos están entre los más rentables para el sector.

. La actual conducción del Central mantuvo algunas obligaciones para los bancos, como mantener la línea de financiamiento productivo al 17% anual. Estas líneas subsidiadas también achican el margen para las entidades.

. El dólar planchado también impacta negativamente en los balances, ya que acota las ganancias por las tenencias de divisas o de bonos en moneda dura, que representan una porción relevante de los activos bancarios.

. Los menores margenes de utilidades por la esperada reducción de tasas llevará a una mayor consolidación del sistema. Es decir que los principales bancos universales buscarán ganar en tamaño de mercado, tal como sucedió recientemente con la compra del Citi por parte del Santander Río.

Mini Reportaje

Guillermo Rezaval, socio de servicios financieros de BDO

-Cómo ve actualmente el panorama de la banca?

-Uno de los desafíos que enfrentan los bancos para mejorar su rentabilidad es que están muy líquidos. Las líneas de consumo siguen creciendo, pero se nota un aumento incipiente de la morosidad. La cartera comercial en cambio viene mucho más lento y les resulta difícil colocar más crédito. La única línea más dinámica es la subsidiada, es decir la de inversión productiva. Las empresas tratan de no endeudarse porque aún tienen incertidumbre sobre la marcha de la economía cierta incertidumbre. Además, el tipo de cambio planchado afecta mucho a la industria y eso repercute en una menor demanda crediticia. Por eso los bancos tienen liquidez excedente y colocan todo lo que pueden en las Lebac.

-¿Cree que este escenario puede acelerar la concentración del sector?

-Es evidente que la necesidad de competir y ser más eficiente llevará a una consolidación de la banca. En esta etapa era lógico que habría movimientos en el mercado. Y además hay capitales interesados en ingresar al sistema financiero, incluso para el negocio de casas de cambio. El problema en relación a los cambios de paquete accionario es que hoy no hay entidades interesadas en vender, más allá de algún caso puntual ya conocido.

-¿Qué opina sobre la rentabilidad del sector?

-Esa baja de tasas y las negociaciones relacionadas al negocio de las tarjetas achica márgenes. Tengo dudas que estos factores que afectan la rentabilidad se vean compensados por una mayor colocación al sector comercial, pero habrá que verlo semestre a semestre. Hasta octubre nadie tiene mayores expectativas de una gran expansión crediticia. De todas formas, también hay que tener en cuenta que seguramente el proceso de baja de la inflación será bastante más gradual de lo que vaticina el Central. Estamos lejos de llegar a un dígito en 2019.

-¿Qué piensan hacer los bancos para mejorar la eficiencia?

-Hoy no hay margen para bajar el gasto del sector, aunque sí podría haber menos inversión. En estos últimos años se destinó mucho a desarrollo y tecnología, hacia allí canalizaron parte del exceso de rentabilidad. No es que va a desaparecer, pero seguramente será un proceso más controlado.

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