El financiamiento en pesos apenas mostró señales de vida en octubre. Con las elecciones en el centro de la escena y tasas que recién empezaron a ceder sobre fin de mes, los bancos y las empresas optaron por esperar. Solo los créditos hipotecarios escaparon al estancamiento.
El mercado crediticio argentino volvió a quedarse sin impulso en octubre. Según el último informe de First Capital Group, los préstamos al sector privado crecieron apenas un 2,6% nominal mensual, alcanzando los $84,9 billones, una suba que se diluye casi por completo al descontar la inflación estimada en torno al 2,5%. En términos reales, el avance fue de apenas 0,1%, señal clara de que la actividad financiera continúa en pausa.
En la comparación interanual, el crecimiento del 83% refleja más una recomposición nominal que un verdadero aumento del crédito. En términos reales, la mejora llega al 39,2%, impulsada sobre todo por los segmentos hipotecarios. “Octubre fue otro mes sin dinamismo: las tasas empezaron a relajarse recién sobre el cierre y las expectativas del mercado aún no se consolidan”, explicó Guillermo Barbero, socio de la consultora. “Para que el crédito repunte, no basta con bajar las tasas: también se necesita ampliar los plazos de los préstamos”, agregó.
Comerciales y personales: entre el freno y la cautela
El financiamiento a empresas —la línea de préstamos comerciales— también subió un 2,6% nominal, hasta los $27,4 billones, pero el avance real fue mínimo. Luego de tres meses consecutivos de retrocesos, la tendencia bajista parece haberse detenido. “La expectativa de una devaluación y la huida de compromisos en dólares reactivaron levemente las operaciones en pesos”, señaló Barbero.
Los préstamos personales, en cambio, mostraron su primer retroceso real desde marzo de 2024: cayeron un 0,5% ajustado por inflación. Aunque el saldo nominal llegó a $18,5 billones, la demanda se moderó frente a la creciente morosidad. “Los bancos priorizaron cuidar la calidad de sus carteras”, apuntó el informe. Aun así, este segmento acumula un crecimiento del 127,6% interanual, el segundo mayor del sistema.
Tarjetas sin aire y créditos prendarios en pausa
Ni siquiera el “Día de la Madre”, uno de los picos estacionales de consumo, logró reactivar las tarjetas de crédito, que crecieron apenas un 1,3% nominal y cayeron 1,2% en términos reales. Con un saldo total de $21,9 billones, el uso del crédito se vio limitado por la falta de planes en cuotas y por topes que no se actualizan al ritmo de la inflación.
Los créditos prendarios, destinados a la compra de vehículos, también se estancaron tras 17 meses de expansión. Con un saldo de $5,7 billones y una suba nominal del 2,6%, el avance real fue prácticamente nulo. “El acortamiento de plazos y el aumento de las tasas afectaron directamente la demanda”, señaló Barbero.
El boom hipotecario resiste
La excepción al panorama fue el mercado hipotecario, que volvió a destacarse como el más dinámico del sistema. Los préstamos para vivienda —incluidos los ajustados por UVA— crecieron un 10,8% nominal mensual y un 8,1% real, acumulando un impresionante 380,8% interanual. El saldo total alcanzó los $5,8 billones.
A pesar de que algunas entidades suspendieron nuevas colocaciones o elevaron las tasas, la demanda se mantiene firme. “El público sigue mostrando un fuerte interés por acceder a una vivienda, incluso en este contexto de incertidumbre”, destacó el reporte.
Dólares en retirada
En contraste, el crédito en moneda extranjera se contrajo un 2,5% mensual, con un saldo de US$18.257 millones. El 73,5% corresponde a préstamos comerciales, que sufrieron una baja del 3,6%. Por primera vez en casi dos años, la expectativa de una devaluación provocó una reducción significativa de las operaciones en dólares.
Incluso el saldo financiado con tarjetas en dólares retrocedió un 16%, hasta los US$616 millones, confirmando que el repliegue alcanzó a todos los segmentos.
Un mercado en modo espera
Octubre dejó un mensaje claro: la cautela domina el sistema financiero. Con la política en el centro del escenario y las tasas recién en descenso, tanto bancos como empresas decidieron esperar. Solo el crédito hipotecario mantiene su pulso. Si las condiciones macroeconómicas se estabilizan en los próximos meses, el mercado podría finalmente salir del letargo.