Mientras el foco suele estar puesto en la presión fiscal nacional, los tributos municipales avanzan silenciosamente y se convierten en un freno para la actividad económica.
Las tasas locales impactan en los precios, encarecen el crédito y desalientan nuevas inversiones. Hoy, los tributos municipales ya explican buena parte del costo de hacer negocios en la Argentina.
Municipios: protagonistas silenciosos de la presión fiscal
Según el Vademécum Tributario 2025 del IARAF, existen 155 tributos en todo el país. De ellos, 85 son de origen municipal. Aunque representan el último eslabón en la cadena de recaudación, los municipios obtendrán $12,5 de cada $100 recaudados en 2025, según proyecciones oficiales.
En muchos distritos, estas tasas se multiplican sin freno. Solo en 2024 se crearon 6 nuevas tasas a nivel nacional, y en la provincia de Buenos Aires, 13 de 45 municipios incrementaron sus alícuotas, según la UIA. Entre los tributos más polémicos están las tasas a combustibles, libretas sanitarias y hasta por circular en redes de tránsito pesado.
Financiarse, cada vez más caro
El impacto de las tasas locales también golpea al crédito. Un informe del IERAL advierte que hasta el 44% del costo total de un préstamo puede corresponder a impuestos. Por ejemplo, si una cuota incluye US$1.000 de interés, US$440 podrían ser impuestos, y solo US$560 corresponderían a la tasa real.
Las entidades financieras enfrentan tributos como ingresos brutos, impuesto al cheque, sellos y tasas municipales por sucursales o cajeros, que se trasladan al usuario final. Esto, sumado a la pérdida de valor del peso, alimenta el bajo nivel de bancarización en el país.
¿Qué tasas se pagan y dónde?
Uno de cada tres tributos municipales es la Tasa de Inspección de Seguridad e Higiene (TISH), que llega a representar hasta el 1,8% del precio de algunos alimentos. En provincias como Chubut, Tucumán o Mendoza predomina la Tasa de Habilitación de Actividades Económicas (THAE). En Buenos Aires, se destacan también la tasa de abasto y el clásico ABL en la Ciudad.
En promedio, las tasas municipales industriales pasaron del 0,79% en 2022 al 0,85% en 2024. Y desde 2010, la TISH aumentó un 19,3% en municipios con alícuotas variables y hasta 125% donde se aplican montos fijos, según un informe de la Cámara de Comercio.
Empresarios en alerta: menos inversión y más costos
La carga fiscal condiciona decisiones clave. Un estudio de KPMG reveló que el 93% de las empresas considera que el sistema impositivo argentino no favorece la inversión. El tributo más distorsivo, según el 54,3% de los CEOs consultados, es Ingresos Brutos. Le siguen Ganancias y tasas municipales.
El caso de Mercado Libre es ilustrativo: comenzó a aplicar recargos según el peso del IIBB en cada provincia. En paralelo, empresas como el Banco Nación anunciaron cierres de sucursales para optimizar costos ante el contexto impositivo.
¿Quiénes son los responsables del laberinto fiscal?
Para Matías Olivero Vila, presidente de Lógica ONG, la alta presión tributaria es producto de un ecosistema en el que confluyen el poder político, el judicial, los organismos fiscales, los empresarios y la propia ciudadanía. Acusa a los jueces de ser permisivos con los excesos normativos y a los gobiernos de abusar de su poder impositivo, forzando los límites constitucionales.
“Los gobernantes extreman su imaginación para recaudar, pero no para ajustar”, dijo Mario Grinman, titular de la CAC. Para los empresarios, las tasas locales ya dejaron de ser un detalle menor: hoy son un obstáculo real para crecer, invertir y competir.