Directivos, gerentes y personal fuera de convenio lograron una mejora real tras un 2024 de pérdida salarial. Las empresas ya proyectan aumentos más moderados para 2026 y ajustes menos frecuentes.
Los salarios de directivos, gerentes y personal jerárquico cerraron 2025 con una suba promedio del 36%, un incremento que superó en casi ocho puntos a la inflación proyectada para el año y permitió una recuperación parcial del poder adquisitivo, según un relevamiento privado conocido este martes.
El ajuste otorgado a los trabajadores fuera de convenio se ubicó por encima del 28,2% de inflación estimada por el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), marcando un quiebre respecto de 2024, cuando estos salarios habían quedado rezagados frente a los precios pese a aumentos nominales superiores al 110%.
Las conclusiones surgen de la Guía Salarial 2025-2026 elaborada por Adecco Argentina, basada en encuestas a 305 empresas nacionales e internacionales y el análisis de más de 216 posiciones en distintos sectores y regiones del país.
Mirada puesta en 2026
De cara al próximo año, las compañías anticipan una estrategia más cautelosa. Los incrementos previstos para el personal jerárquico se ubican en un rango de entre 16% y 20%, con revisiones mayoritariamente trimestrales y decisiones atadas a la evolución de las variables macroeconómicas.
El estudio mostró que el 42% de las firmas define los ajustes salariales a partir de una combinación de indicadores. Las paritarias continúan siendo la referencia principal, seguidas por esquemas mixtos que combinan inflación (IPC) y acuerdos colectivos, incluso para empleados fuera de convenio.
Menos ajustes, más previsibilidad
La desaceleración inflacionaria y el avance de la reforma laboral en el Congreso están reconfigurando la dinámica de las actualizaciones salariales. Hoy, el 42,3% de las empresas revisa sueldos cada tres meses, cuando en 2024 casi la mitad lo hacía de manera mensual.
Solo un 15,4% mantiene ajustes todos los meses y un porcentaje aún menor opta por esquemas bimestrales. En la práctica, cerca del 73% de las compañías ya concentra sus aumentos en períodos que van de lo trimestral a lo semestral, en busca de mayor previsibilidad financiera.
El peso del costo laboral
Desde la mirada empresaria, el salario no termina en el sueldo de bolsillo. A las remuneraciones brutas se suman contribuciones patronales y cargas sociales que pueden elevar el costo total entre un 30% y un 40% adicional, dependiendo del sector y el tamaño de la firma.
En 2025, las contribuciones a la seguridad social rondaron el 18% para MiPyMEs y el 20,4% para grandes empresas, a lo que se agregan aportes a obra social, ART, seguro de vida y otros fondos obligatorios. A esto se suma el impacto del impuesto a las Ganancias para los empleados de mayores ingresos, que vuelve a tensionar la negociación salarial en los niveles jerárquicos.
Talento, rotación y beneficios
El informe también reflejó una menor movilidad laboral. Las empresas prevén cerrar el año con una rotación promedio del 5,8%, por debajo del 8% registrado en 2024. En ese contexto, el 28% de las organizaciones declaró contar con programas específicos de retención de talento, centrados en compensación, bienestar y desarrollo profesional.
En cuanto a la modalidad de trabajo, la presencialidad volvió a ganar terreno en 2025. El 58% de las compañías opera bajo esquemas totalmente presenciales, mientras que el 40% mantiene formatos híbridos, mayormente con un solo día remoto por semana. Además, una de cada ocho firmas anticipa cambios en su modalidad laboral en los próximos meses.
El panorama salarial de 2025 dejó, así, una señal clara: tras un año de ajuste, los salarios jerárquicos lograron recomponerse frente a la inflación, aunque el escenario para 2026 promete ser más austero y condicionado por la estabilidad macroeconómica.
