La calificadora Moody’s bajó la nota del país a AA1, como consecuencia del incremento de su deuda y sus persistentes déficits de tesorería.
Estados Unidos sufre por haberse endeudado por encima de sus posibilidades y matenido déficits fiscales durante años.
La primera economía del mundo perdió su última calificación crediticia de triple A, la máxima que otorgan las agencias de rating.
La calificadora Moody’s bajó la nota del país a AA1, como consecuencia del incremento de su deuda y sus persistentes déficits de tesorería.
La potencia mundial mantenía una calificación crediticia perfecta desde 1917 por parte de Moody’s.
Pero la calificadora se mostró ahora escéptica sobre las propuestas presupuestarias que están considerando los congresistas.
Dijo descreer que hagan algo relevante para reducir la persistente brecha entre el gasto público y los ingresos.
La agencia alertó que las sucesivas administraciones y el Congreso de Estados Unidos “no han logrado un acuerdo sobre medidas para revertir la tendencia de grandes déficits fiscales anuales y los crecientes costos de los intereses”.
Incluso, dijo esperar los déficits federales aumenten, alcanzando casi el 9% del Producto Bruto en 2035, frente al 6,4% en 2024.
Estimó que ese deterioro será motivado por la suba de los pagos de intereses de la deuda, el incremento del gasto en derechos y la relativamente baja generación de ingresos.
La rebaja de Moody’s significa que ninguna de las tres principales agencias de calificación crediticia otorga a Estados Unidos su mejor nota.
Fitch rebajó la calificación del país en 2023, citando preocupaciones fiscales, y Standard & Poor’s lo había hecho en 2011.
No obstante, Moody’s dijo que Estados Unidos mantiene “excepcionales fortalezas crediticias, como el tamaño, la resistencia y el dinamismo de su economía y el papel del dólar estadounidense como moneda de reserva mundial”.
En ese sentido, dijo esperar que el país “continúe su larga historia de política monetaria muy eficaz dirigida por una Reserva Federal independiente“.
De esta forma, dio su apoyo a Jerome Powell, el jefe de la Reserva Federal que fue cuestionado por Trump por no rebajar las tasas, aunque ahora el presidente norteamericano bajó el tono de sus críticas.