El economista Javier Timerman advirtió sobre la grave situación económica que atraviesa la Argentina y remarcó que, más allá de un eventual salvataje financiero de Estados Unidos, la clave será la construcción de consensos políticos para recuperar la confianza y atraer inversiones.
“Estados Unidos no ofrece este tipo de ayuda desde 1995, cuando asistió a México con la crisis del Tequila. Desde entonces canalizó todo a través del Fondo Monetario. Que ahora se hable de un salvataje directo sería algo inusual, pero con Trump cualquier cosa es posible”, explicó en declaraciones radiales, al referirse a la posibilidad de que Washington habilite fondos por la relación personal entre Javier Milei y Donald Trump.
El problema de fondo: falta de reservas
Timerman fue categórico al señalar que el mayor desafío sigue siendo la escasez de dólares.
“Los inversores exigían que en 2025 se acumularan reservas para sentirse cómodos. Eso no sucedió. Hoy el país tiene un riesgo país altísimo y no puede acceder al crédito. Si no hay dólares y no hay mercado, ¿cómo van a pagar?”, planteó.
En ese marco, advirtió que el Gobierno deberá definir pronto su política cambiaria. “Hay tres caminos posibles: liberar el tipo de cambio, correr las bandas hacia arriba o reinstaurar un cepo, aunque esta última opción iría en contra de lo que sostiene Milei. Cualquiera de las primeras dos debería venir acompañada de un programa serio de acumulación de reservas”, sostuvo.
“El discurso de Milei espanta a los inversores”
Más allá de la economía, Timerman subrayó que la principal debilidad está en el plano político. “Sin acuerdos básicos, Argentina no va a poder convocar la inversión de mediano y largo plazo que necesita. No podemos vivir en este nivel de inestabilidad constante”, advirtió.
En ese sentido, criticó la estrategia de confrontación del Presidente: “El discurso agresivo hacia la oposición espanta a los inversores. En otros países, aún en crisis, los gobiernos convocan a la oposición y buscan puntos de coincidencia. Eso en Argentina no ocurre, y así es imposible tener continuidad en las políticas económicas”.
Con una mirada de largo plazo, concluyó: “Lo que necesitamos son 5 o 10 años de continuidad con ciertos principios básicos de la economía. Los problemas se pueden solucionar de varias maneras, pero sin estabilidad política y consensos mínimos, ningún plan económico va a funcionar”.