El economista cuestionó la discrecionalidad de la política monetaria y alertó sobre la falta de independencia del Banco Central. Consideró que el actual esquema cambiario “no es sostenible” y que se necesitará un peso más depreciado.
El economista Miguel Ángel Broda analizó la coyuntura económica y sostuvo que los tres pilares de la política macroeconómica —fiscal, monetaria y cambiaria— están “al servicio del resultado electoral”, lo que obliga a “recalibrar el programa” una vez finalizados los comicios.
En ese marco, admitió que podría haber una corrección al alza en el tipo de cambio.
Broda destacó el “muy meritorio ajuste del gasto” que permitió alcanzar superávit primario, aunque remarcó que persisten “problemas de financiamiento de la deuda en dólares”, ante la falta de acceso al mercado internacional, y de la deuda en pesos, por un límite en la absorción de capitales locales.
“Esto genera una dominancia fiscal de la política monetaria, que debe emitir para pagar el déficit de vencimientos”, señaló. Según sus cálculos, desde que Javier Milei asumió la Presidencia “todos los agregados monetarios se multiplicaron por cuatro en pesos”.
El economista valoró que el presidente tiene “claras las causas para sacarnos de la decadencia”, pero criticó la discrecionalidad en el manejo monetario. Como ejemplo, citó la emisión de $15 billones para cancelar las LEFIs: “El 8 de julio la base monetaria era de $33 billones y el 10 de julio ya estaba en $44 billones, un 33% más en un día”.
También cuestionó los cambios constantes en las herramientas financieras: “En 40 días se subieron cuatro veces los encajes, se usaron bonos para encajes en dos ocasiones, hubo licitaciones extraordinarias, se abrió y cerró la ventanilla de liquidez, y se decidió vender dólares en el mercado spot para que el dólar no suba”.
Para Broda, esto refleja la “nula independencia del Banco Central” y que el país está “en el paraíso de la discrecionalidad”.
Si bien reconoció que existe un “riesgo kuka” —en alusión al posible regreso del kirchnerismo—, advirtió que “ese riesgo ha sido potenciado por lo desordenado de la política macroeconómica en los últimos dos meses”.
Finalmente, afirmó que “es probable que este no sea un tipo de cambio de equilibrio para la Argentina”. A su juicio, si bien en el futuro el país podría ser “caro en dólares”, hoy “muy probablemente necesitemos un peso un poco más depreciado”. En esa línea, reclamó que el Banco Central implemente un programa de compra de divisas “transparente”.