El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini, respaldó el proyecto de reforma laboral impulsado por el Gobierno y afirmó que su objetivo central es generar empleo registrado y reducir la litigiosidad, al tiempo que advirtió sobre el freno de la actividad industrial y los problemas de competitividad en un año que calificó como “de transición”.
En declaraciones radiales, el dirigente empresario analizó la coyuntura económica, el impacto de la reforma laboral y las expectativas para 2026, con énfasis en la necesidad de reactivar la producción y avanzar en reformas estructurales.
Reforma laboral: empleo y menor litigiosidad
Rappallini explicó que la UIA, junto con el Grupo de los Seis —integrado por la UIA, la CAC, CAME, la Bolsa de Comercio, ADEBA y la Sociedad Rural— trabajó durante los últimos cuatro meses en propuestas orientadas a mejorar la empleabilidad y reducir la litigiosidad laboral, a la que definió como “muy fuerte”.
“Hace 15 años que en la Argentina no se genera empleo registrado”, señaló, al remarcar la gravedad del problema.
Sin referirse de manera directa a las críticas de la CGT por la retroactividad de la reforma, el titular de la UIA insistió en que el proyecto busca modificar los incentivos que hoy fomentan los juicios laborales y desalientan la productividad empresarial.
Indemnizaciones, vacaciones y fondo de cese
Entre los puntos destacados, Rappallini mencionó:
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La necesidad de dar mayor previsibilidad al sistema de indemnizaciones, ante juicios que pueden alcanzar montos de “300, 500 o hasta 1.000 millones de pesos”, producto de multas y del anatocismo.
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La creación de un fondo de cese, financiado con un aporte del 3%, como herramienta para reducir contingencias judiciales.
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La flexibilización de las vacaciones, regulando prácticas ya habituales, como el fraccionamiento acordado entre empleador y trabajador, que hasta ahora no estaban claramente normadas.
Fuerte preocupación por la actividad industrial
En relación con la actividad económica, el presidente de la UIA manifestó una “preocupación muy fuerte” por la evolución del sector industrial.
Describió una recuperación heterogénea en la primera mitad de 2025, que se frenó con fuerza desde julio a raíz de la suba de tasas de interés. El impacto, afirmó, fue más severo en los sectores menos recuperados, donde ya se observan cierres de empresas y expedientes preventivos de crisis.
En ese marco, reclamó medidas concretas para reactivar la economía y acompañar el proceso de normalización.
Competitividad y “costo argentino”
Rappallini identificó a la competitividad como uno de los grandes desafíos de la economía local. Si bien se mostró a favor de la integración económica, advirtió que la industria enfrenta:
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Presión fiscal récord, con una carga impositiva que representa entre el 50% y el 60% del precio final de muchos productos.
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Legislación laboral rígida, en proceso de modificación.
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Altas tasas de crédito, que limitan la inversión.
En ese sentido, sostuvo que abrir la economía sin resolver estos problemas sería un “atajo” equivocado y remarcó que el objetivo debe ser darle al productor nacional las condiciones para competir.
Expectativas para 2026: inflación en baja y reactivación
De cara al próximo año, Rappallini definió a 2025 como un año de transición y expresó expectativas de una continuación en la baja de la inflación durante 2026, siempre que se avance en la reactivación económica.
Recordó que procesos de estabilización anteriores, como en los años 90, estuvieron acompañados por tasas de crecimiento de entre 7% y 10%, lo que permitió que el ajuste no fuera tan profundo.
Sobre el tipo de cambio, relativizó el nivel del dólar y afirmó que el debate central no pasa por una cotización puntual, sino por reducir los costos internos y avanzar con las reformas para impulsar la inversión, el crédito y el crecimiento.
