“El país tiene otra gran oportunidad”: José Luis “Chicho” Pardo, presidente de Banco Mariva

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El experimentado banquero recordó en una entrevista exclusiva la relación que tuvo con varios ex presidentes de la Argentina, pero asegura que nunca la mezcló con negocios. También habló del impuesto a la renta financiera y de cómo es trabajar codo a codo con los hijos. Por qué optó por quedarse como el último banco mayorista.

A los 75 años, José Luis Pardo, o “Chicho”, como lo conocen todos en el mercado financiero, sigue yendo todas las mañanas a su oficina. Reconoce que ya no va tan temprano, pero sigue manejando el negocio como el primer día. Tiene quién le haga el aguante: tres de sus hijos ya hace rato asumieron las máximas responsabilidades en la entidad. Son José Luis (h), Juan Martín y Francisco. Además,Maximiliano se ocupa de las redes sociales. Su hija no trabaja en la entidad y otro de ellos tiene una empresa que fabrica madera biosintética.

“Chicho” recibió a Road Show en el edificio que Banco Mariva posee en la esquina de Sarmiento y San Martín. En una animada charla, el banquero repasó la historia reciente del sistema financiero en la Argentina, por qué nunca se animó al negocio minorista, y la relación que mantuvo con ex presidentes, especialmente su “íntimo amigo” Eduardo Duhalde. Y recuerda cómo estuvo a punto de cerrar el banco en 1995, en medio del efecto Tequila que volteó a un centenar de entidades.

Pero además se muestra muy entusiasmado por el rumbo de la economía argentina y el resultado que obtuvo el Gobierno en las legislativas: “La gente votó en contra del populismo. Siento que esta vez va a ser diferente, que arrancó una etapa de crecimiento que se va a sostener por muchos años”.

A continuación, los principales pasajes de la entrevista con el número uno del Mariva:

—¿Alguna vez se arrepintió de haberse quedado como banco mayorista, habiendo casos tan exitosos de reconversión como el Patagonia o el Macro?

—Para nada. Además hay que recordar que la mayoría de los bancos que existían en aquel momento hoy ya no están más, así que no lo hicimos tan mal. En aquella crisis del Tequila en 1995 me acuerdo que cada día que comenzaba no sabíamos si teníamos que cerrar el banco o no. Un día fui a verlo a Roque Maccarone, que se encargaba de evaluar la situación de los bancos dentro del Ministerio de Economía, y le dije que precisaba descontar unos documentospara seguir operando. Conseguimos ese redescuento y desde entonces nunca más tuvimos problemas.

—¿Cuál es hoy el diferencial de seguir actuando como banco mayorista?

—Bueno, es lo que hicimos toda la vida. Ya en aquel momento en que teníamos que tomar la decisión de qué hacer, optamos por seguir de la misma manera. Decidí no convertirme en minorista porque había que realizar un gran esfuerzo para salir a competir en serio, con presencia en todo el país y una gran cantidad de sucursales. No servía quedarse a medio camino. Nosotros conocemos a todos los clientes con los que operamos y entendemos qué es lo que precisan. Tenemos un banco en Bahamas desde hace muchísimos años y un bróker dealer en Miami propio. Todo eso nos da un gran valor diferencial y seguir siendo competitivos.

—¿Cómo se lleva con la tecnología y cómo se adapta el banco a todos los cambios que se vienen?

—Por supuesto que es imprescindible, sobre todo para bancos como nosotros. Pero en lo primero que nos concentramos es en avanzar con todo un programa de modernización tecnológica puertas adentro. Una vez que esté completo, también queremos que nuestros clientes puedan operar con nosotros a través de un smartphone o cualquier otro dispositivo. Nos estamos asesorando con un experto que participó en la creación de bancos digitales en ese mercado. Además, está Francisco, mi hijo menor, impulsandotodo lo relacionado con el uso de la tecnología.

—¿Qué opina de lo que está pasando políticamente, cómo ve al gobierno de Mauricio Macri?

—Estoy muy esperanzado y entusiasmado con el momento que está viviendo la Argentina. La gente demostró en la elección de octubre que no quiere que vuelva el populismo. Esta vez siento que las cosas van a ser distintas a otros períodos positivos desde el punto de vista económico como fue la convertibilidad, creo que ahora el cambio va en serio, que es irreversible. Y si bien es cierto que no hubo tantas inversiones hasta ahora, con un horizonte de seis años por delante van a llegar mucho más.

—¿El impuesto a la renta financiera puede afectar la recuperación del sistema financiero?

—No creo. La verdad es que sobre una inversión en Lebac que rinde el 29%, que te saquen un punto no va a ser significativo. Lo mismo sucede con los rendimientos a plazo fijo. Los bancos y el mercado de capitales todavía tienen un espacio enorme para seguir creciendo, son muy chicos en relación a cualquier otro país de la región, y ese proceso de expansión tiene todavía mucho por delante.

Sobre presidentes y negocios

—En el transcurso de las últimas décadas ha tenido relación estrecha y no tanto con varios presidentes argentinos. ¿Qué podría contar a la distancia?

—Nunca oculté que soy íntimo amigo de Eduardo Duhalde, los dos somos hinchas de Banfield y nos conocemos desde hace muchísimos años. No tuve ninguna participación cuando fue presidente, pero sí ayudaba en lo que podía con opiniones cuando me lo pedían. Pero nunca hice negocios por mis contactos políticos, creo que no es sano y siempre respeté esa idea. Con Carlos Menem no fui amigo pero sí iba a jugar al fútbol a la Quinta de Olivos, porque jugaba con el equipo de Duhalde. Me acuerdo que una vez le hice un foul y lo levanté por el aire, era muy livianito. Pero él siempre se armaba equipos con ex futbolistas profesionales y nos ganaba por goleada.

—¿Y con Cristina?

—Bueno, todos saben que tuvimos muchos problemas, como otras entidades. De hecho, nos suspendieron la casa de Bolsa por algunos días, nos acusaban de operar volúmenes inexistentes de “contado con liqui”. Pero era todo falso. De hecho, nos clausuraron las operaciones antes de que la CNV nos mandara la inspección. Igual, como no había ninguna justificación, a los pocos días pudimos volver a operar. Por suerte esos tiempos ya quedaron atrás.

—Además de ser un banco manejado por sus dueños, algo que no es habitual del Mariva es que sus hijos trabajan con usted en el día a día. ¿Cuál es la fórmula?

—La verdad es que no es algo que se pueda transmitir a un tercero. Tiene que ver con la relación que uno mantiene con los hijos desde chicos. Si les decís todo el día que son inútiles o no los tratás bien, es imposible que luego quieran trabajar con vos o que puedan fomentar un buen clima en el trabajo. Para mí, el mayor placer es comer todos los días con ellos en el banco y comentar asuntos de trabajo.

—¿Y cómo se define el reparto del patrimonio familiar, teniendo en cuenta que no todos sus hijos trabajan en la entidad?

—Es que nunca tuvimos ese problema. Hace un tiempo, un conocido me quería dar sugerencias o indicaciones sobre cómo realizar este proceso y me criticaba. Pero le aconsejé que no se metiera, que en nuestra familia lo arreglamos todo conversando, y la realidad es que siempre ha sido así.

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