Finanzas sostenibles: ¿cuál es el rol que deben adoptar bancos y fintech para impulsar los cambios?

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Por Gustavo Federico Gómez

Director Asociado en Sostenibilidad LATAM en OLIVIA Global

Hoy en el mundo se habla mucho de sostenibilidad, pero ésta tiene tratamiento desigual en distintas partes del planeta.

La sostenibilidad nos invita a pensar en un nuevo modelo de economía, donde la rentabilidad, los aspectos sociales y el cuidado del planeta se integran en la cuenta de resultados corporativa.

En este sentido, los bancos, los grandes inversores, las fintech y todos los jugadores del ecosistema financiero, tienen un lugar muy relevante como catalizadores de cambios.

Por su rol como actores en la financiación de proyectos y por su aplicación de otros instrumentos financieros, existe un espacio de conversaciones y desafíos comunes indispensables en este momento de la humanidad, que producirán oportunidades enormes para la sociedad en su conjunto.

El mundo requiere de jugadores mucho más valientes y conscientes, que incorporen en sus agendas y objetivos estas temáticas en profundidad. Aquí seguramente aparecerán los llamados “nuevos dineros”, donde con una mirada responsable hacia lo que da origen al fondeo y a las inversiones, genere una mayor transparencia de cara a la sociedad.

Ronald Cohen, un financista pionero que colabora con el gobierno Británico y es titular de Fondos de inversión de impacto, nos recuerda que : ”La desigualdad social y el clima son los dos retos de nuestro tiempo que tenemos que ser capaces de atender. No nos podemos dar el lujo de ver al planeta y a nuestra sociedad desintegrándose”.” Los mercados y el capital proveen incentivos fantásticos para el crecimiento; el problema es que los esfuerzos se han dirigido por nuestro sistema a hacer plata sin preocuparse por nada más, y hoy las consecuencias son demasiado grandes.”

Hoy existen propuestas en el mercado mundial y local, que favorecen y ponen a disposición alternativas de financiamiento para empresas de la “nueva economía”, pero los indicadores de riesgo y retorno son en general los mismos que se utilizan para los modelos convencionales. Aún falta un gran camino por recorrer para que los mecanismos de análisis se adapten a las Inversiones de impacto.

Los reguladores e inversores en muy poco tiempo más, comenzarán a prestar una especial atención a la cartera de proyectos a financiar e influirán positiva o negativamente.

Los plazos de retorno de las inversiones en empresas y proyectos sociales o ambientales son distintos a los que habitualmente se visualizan para inversiones convencionales. Pensar en 3 a 5 años es un plazo muy corto, las evaluaciones deben contemplar un repago en mucho mas tiempo, mínimo 10 años.

Aparece aquí la necesidad de pensar en nuevos modelos de contratos y regulaciones que aceleren y que permitan “calzar” y entender las posiblidades de pago. Será fundamental pensar en aprovechar las clasificaciones taxonómicas existentes y generar nuevas, para el análisis de riesgos basadas en el uso intensivo de las ciencias.

Los instrumentos comunes en el mundo son:

Fondos de Inversión específicos, bonos verdes y sociales, préstamos para emprendimientos sociales y ambientales, pero para su evaluación continúan en general, los patrones convencionales de evaluación. Falta un alineamiento entre los modelos financieros aplicables y la realidad de estos emprendimientos, donde muchas veces se muestran etiquetados para lo que se denomina el “Green washing”, pero continuamos como siempre.

Hay oportunidades en desarrollar muchos más bonos alineados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, préstamos de pagos por resultados, entre otros, dado que en el mercado internacional la demanda supera ampliamente la oferta para este tipo de desafíos.

La solución vendrá de un proceso de articulación público-privado, donde el rol de los Bancos Centrales y los demás reguladores será fundamental en generar modelos viables.

Todavía hay mucha logística innecesaria, mucho “desperdicio” financiero: tasas inviables, papelería, documentación multiplicada, desconocimiento de clientes de bajos ingresos, personas fuera del sistema, silos internos que no permiten una real economía circular para sacar lo mejor de las estructuras propias de las entidades.

El “nuevo dinero” vendrá de mayor transparencia, de riesgos que requieren una interpretación sistémica, de financiamiento e inversiones en proyectos sustentables de distintas escalas y del aprovechamiento integral de los recursos.

En Argentina hay un gran potencial para liderar procesos innovadores, fundamentalmente porque existen a nivel casi desconocido para la opinión pública, proyectos sociales y ambientales increíbles, hoy se están dando los primeros pasos pero falta muchísimo.

Las finanzas sostenibles comienzan desde el ser humano, las organizaciones y la comunidad en un funcionamiento interdependiente de creación de calor compartido, a partir de nuevas formas de hacer las cosas y colaborando en red.

Necesitamos liderazgos valientes que entiendan a las finanzas dentro de su rol de construcción de una nueva economia y un planeta viable.

 

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