Así surge de un informe que realizó el Grupo SBS para inversores. El ritmo de expansión monetaria marcará un fuerte repunte en el segundo semestre.
La inflación de abril fue de 1,5%, aunque muchas categorías que no pudieron ser relevados por falta de actividad, como “prendas de vestir y calzado” y “hoteles y restaurantes”. Esto arrojó una lectura parcial de los precios. Con este dato, el aumento de la inflación de los últimos doce meses bajó al 45%.
El rubro de mayor aumento fue el de “alimentos y bebidas”, que subió 3,2%, aunque las subas principales se registraron en productos frescos, es decir verduras, frutas y carnes.
La apertura por categorías mostró una inflación núcleo de 1,7%, precios estacionales avanzando 4,8% y regulados que se contrajeron 0,7%.
El efecto de la desinflación en este período fue muy marcado. La inflación “núcleo” medida por el IPC-OJF de Ferreres cayó desde un 0,7% semanal promedio en las seis semanas previas a la cuarentena hasta un 0,0% semanal promedio en las primeras siete semanas de aislamiento obligatorio.
En el corto plazo, los datos de alta frecuencia muestran un desplome de la inflación núcleo, pero las expectativas se mueven al alza. “En nuestra visión, el deterioro de expectativas responde a la fuerte expansión monetaria ligada al financiamiento monetario del déficit fiscal”, señaló un informe del Grupo SBS.
“La continua emisión monetaria, el retroceso de la demanda de dinero precautoria y la mayor creación secundaria de dinero serán todos factores que contribuirán a una aceleración inflacionaria”, agrega el trabajo.
Pero esto cambiaría drásticamente en el segundo semestre. Según este análisis, el promedio de la inflación mensual se ubicará por arriba del 4% mensual. “En esta línea –finaliza- esperamos una inflación del 46% para el año, pero proyectamos 65% para los próximos doce meses”
