Massa en el G-20: estimó que Argentina perdió U$S 5.000 millones por la guerra

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El ministro de Economía incluyó en el cálculo el encarecimiento de la energía importada y el mayor costo de fletes. En ambos casos fue como consecuencia directa de la invasión de Rusia a Ucrania. Mañana, encuentro clave con Kristalina Georgieva
El conflicto bélico que se desató hace exactamente un año en Ucrania, a raíz de la invasión rusa ocasionó importantes cambios en el escenario económico mundial, y generó un efecto negativo de U$S 4.940 millones en la balanza comercial. Así lo estimó el ministro de Economía, Sergio Massa, durante la reunión del G-20 que se está desarrollando en India.
Frente a este escenario se le atribuye a un shock general de precios internacionales del sector agropecuario, con aumentos de la soja (9,4%), el trigo (33,7%) y el maíz (17,8%), y sobre el precio de los combustibles, con incrementos en el gas de Bolivia (114%), el GNL en (233%) y el gasoil (85%).

Según datos del Banco Central de la República Argentina (BCRA) conjuntamente con la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, el valor de las importaciones de combustibles aumentaron a U$S 3.757 millones en relación a los U$S 1.999 millones proyectado a precios antes de la guerra.

En cuanto al escenario agroexportador, las exportaciones netas registraron un total de U$S617 millones adicionales a lo proyectado antes de la guerra.

Finalmente, el costo de los fletes para exportación sufrió un aumento de U$S1.800 millones en relación a las estimaciones previas al conflicto bélico. El impacto final de la suba de precios internacionales a causa de la guerra en Ucrania se estimó en U$S 4.940 millones, explica el documento oficial que analiza el impacto de la guerra en Argentina.

El mencionado informe además advirtió que el saldo energético ha sido “significativamente negativo” durante el invierno de 2022, totalizando una balanza comercial negativa producto de las importaciones energéticas. “Se observa un aumento exponencial del déficit del sector energético en la balanza comercial con respecto a los meses invernales de 2021”.

Por otro lado, el aumento en el precio de los principales commodities implicó un requerimiento mayor de divisas para la importación de combustibles, entre ellos, los utilizados para el abastecimiento energético en el último año. El informe destaca la volatilidad y el aumento de los precios ocasionado por el conflicto bélico en Europa del Este.

En ese sentido, el precio del crudo tipo BRENT ha tenido un marcado aumento desde diciembre de 2021 hasta llegar a su pico en junio de 2022, pasando de U$S 74 a U$S 123 el barril, lo que implica un incremento del 66%.

También, los precios relacionados a las importaciones de combustibles requeridos para el sistema de gas y electricidad sufrieron un considerable aumento de 233% en el caso el Gas Natural Licuado (GNL), mientras que el gas importado de Bolivia registró un fuerte incremento de 114%. En tanto, el gasoil subió 85% y el fueloil 63%, midiendo la variación como el cambio entre los promedios anuales. Asimismo, se produjo una reducción del 25% promedio anual del precio de la energía eléctrica importada.

“Si los precios se mantuvieran como el promedio mensual para el año 2021, las importaciones de combustibles alcanzarían los US$ 9.033 millones. En cambio, con el aumento de precios correspondiente para 2022, las proyecciones indican que las importaciones de combustibles alcanzarán los U$S 13.279 millones”, según datos publicados por la Secretaría de Energía en el mismo informe.

La diferencia de U$S 4.246 millones implica un importante efecto negativo sobre la balanza comercial argentina, -destacó el organismo estatal- elevando los requerimientos de dólares para llevar a cabo estas importaciones.

Debido a la rigidez de estas importaciones, el Poder Ejecutivo empleó una serie de estrategias para paliar las consecuencias del cambio de precios relativos. De las cuales, figuran:

● Aumento de la producción local de gas.

● Renegociación con YPFB del contrato de Gas Natural desde Bolivia.

● Importación de energía eléctrica desde Brasil a precios competitivos con la generación térmica.

● Desplazamiento de las paradas programadas de centrales nucleares.

● Regla de decisión dinámica de alternancia de combustibles para priorizar el más barato ante los picos de requerimientos.

En términos de impacto fiscal, el shock de precios de los combustibles generó un aumento en los subsidios energéticos transferidos por el país durante 2022. “Según los cálculos realizados se prevé que las transferencias en concepto de subsidios asciendan para este año a los $1.799.286 millones”.

Si se toman los precios de 2021 y la estrategia energética de 2022, es decir, se utilizan las cantidades de cada fuente energética según los precios vigentes durante ese año, los subsidios a la empresa CAMMESA ascenderían a los $ 898.117 millones, pero el 60% de esos subsidios corresponde a la demanda residencial.

Respecto al mercado de gas, el documento plantea que los subsidios hubieran ascendido a $ 290.425 millones, $135.239 millones para IEASA por la importación de GNL y gas desde Bolivia, y $ 76.978 millones bajo la órbita del Plan Gas.

Volviendo al actual escenario, y proyectando los subsidios hasta fines de 2022, la erogación estimada es de $ 1.270.943 millones para el mercado eléctrico. Esto supone que la guerra generó un incremento en las transferencias a CAMMESA de $ 350.578. En tanto, la proyección de subsidios al gas para 2022 es de $ 372.65 millones, es decir, arrojó un crecimiento de $ 237.416 millones con respecto al escenario con precios de 2021.

“De esta manera, el aumento de precios de los commodities debido al conflicto bélico redundará en un crecimiento de los subsidios de $ 587.934 millones”, explica el informe oficial que mide el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania en Argentina.

El conflicto bélico también ha generado un fuerte impacto en las exportaciones agrícolas. Tras el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, se produjo un shock general de precios que incrementó los valores de venta de los granos hasta mayo de este año, con aumentos de la soja (9,4%), trigo (33,7%) y maíz (17,8%).

El mismo estudio indica que “en los meses siguientes se produjo una reversión en los precios producto de las medidas tomadas por los países para paliar el efecto de la guerra y un nuevo rebote ocasionado en agosto del año pasado”.

Según datos del Banco Mundial, Rusia y Ucrania concentran el 30% de las exportaciones de trigo y 20% de maíz. La restricción de sus exportaciones es una de las principales causas del aumento del precio de ambos commodities.

“A su vez, los aumentos en el precio del gas natural (insumo clave para los fertilizantes nitrogenados) y de los combustibles líquidos (principalmente gasoil) repercuten directamente sobre el precio de los bienes agrícolas”, afirma el documento.

En ese sentido, un factor determinante de este aumento es el incremento en la relación insumo producto de la producción agrícola, a pesar del alza en el precio de los granos. También aumentó la cantidad de granos que se necesitan para comprar una tonelada de fertilizante, manteniéndose en niveles superiores a los observados antes del conflicto bélico.
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