San Miguel: Limones made in Argentina

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La compañía coloca en el hemisferio norte casi toda su producción. El 80% de sus ventas al mundo son limones pero también es fuerte en naranjas y otros cítricos. Ya tiene presencia en tres países y la idea es llegar a cinco luego de conseguir $ 706 millones. Un modelo basado en exportaciones de alto valor agregado. Por Pablo Wende

Ya había tenido un 2016 descollante, con una suba de 140% en la Bolsa porteña que le permitió saltar por primera vez en su historia al panel Merval de acciones líderes. Pero el grupo controlante de San Miguel no se conformó y decidió ir por más a través de una ampliación de capital. El resultado fue óptimo: consiguió más de u$s 45 millones con la emisión de nuevas acciones y la demanda de papeles más que duplicó lo que la compañía había salido a buscar.

Se trata de un claro ejemplo de cómo el mercado de capitales puede generar un círculo virtuoso entre los que buscan buenas opciones de inversión para ganar a largo plazo y las empresas que precisan capital para seguir creciendo.

La transacción persiguió dos objetivos simultáneos: uno de ellos es mejorar el “floating” en la Bolsa, ya que ahora más del 20% de las acciones cotizará en el mercado, permitiendo que inversores más grandes puedan comprar. Y el otro objetivo, el principal en realidad, es contar con dinero fresco para un importante plan de expansión. La compañía podría complementar la búsqueda de capital a través de una emisión de deuda, ya sea vía colocación de bonos en el mercado o con préstamos de bancos.

Pero como toda historia mejor empezar por el principio. San Miguel es la productora de limones líder no sólo en la Argentina sino a nivel global. A tal punto que el país es formador de precios en este mercado, parecido a lo que sucede con la soja. Nació de la mano de Miguel Mata y su familia, inmigrantes del sur de España, quienes se instalaron en Tucumán a principios del siglo 20. San Miguel fue fundada en 1954 y hasta principios de los 90 estuvo en manos de la familia fundadora. Recién en 1993 fue comprada por dos grupos que aún mantienen el control de la compañía y que la llevaron a cotizar desde 1997. Se trata de dos familias con mucha tradición en el mundo de los negocios en la Argentina: los  Otero Monsegur (ex Banco Francés) y los Bemberg Miguens (ex Quilmes). Ambas familias terminaron de consolidar el control de la empresa en 2007. Luego de la nueva oferta accionaria, los controlantes redujeron su participación desde el 58,7% al 53,1%.

El otro accionista que tiene importante participación en la compañía es el gobierno a través de ANSES. El organismo previsional posee poco más de 26% y participó en la nueva oferta accionaria, en la que compró $ 123 millones.

“Tenemos presencia en tres mercados, Argentina, Uruguay y Sudáfrica, pero luego de esta colocación de acciones la idea es expandir nuestras operaciones en otros dos países del hemisferio sur”, le explica el CEO de la compañía, Romain Corneille, a Road Show. Además, en los planes inmediatos figura ampliar la capacidad de molienda y construír una planta de procesamiento en Uruguay. “Esta excelente respuesta que el mercado ha dado a nuestra propuesta, ratifica el rumbo elegido y valida nuestro modelo de negocio”, afirmó el CEO, quien define a San Miguel como “una compañía de conocimiento”.

En su prospecto de oferta pública se destacaron tres objetivos en relación a su plan de acción: incremento en volúmenes de producción de fruta; desarrollo de proyectos industriales; y adquisición de compañías u operaciones que se encuadren dentro de la visión estratégica de “ser la compañía líder de fruta cítrica fresca del Hemisferio Sur y de alimentos frutihortícolas procesados con valor agregado”.

El principal negocio es proveer de fruta y derivados al hemisferio norte en la contra estación. Sus clientes no son minoristas, sino grandes cadenas de supermercados en el caso de limones frescos y las grandes empresas de consumo masivo que elaboran productos a partir de la materia prima.

-¿Tienen pensado ofrecer productos San Miguel al público?

-Por el momento es un esquema de negocio B2B, es decir de empresa a empresa. Pero no es algo que descartamos. Una posibilidad es conseguir vender los 12 meses en los mercados donde ya estamos operando. No podemos imponer una marca si no estamos en condiciones de ofrecer el producto todo el año. Pero estamos yendo en esa dirección.

-¿Por dónde pasa el negocio de la compañía?

-Si bien nos identifican como una empresa volcada al negocio de los limones, la verdad es que representa sólo la mitad de nuestra facturación, más concretamente el 48% aunque al mismo tiempo es el 80% de nuestra exportación. Las naranjas representan otro 42% y el resto se lo reparten pomelo y mandarina. Pero en los planes está expandirse también a producción frutihortícola.

-¿Qué pasa con las idas y vueltas relacionadas a la apertura del mercado norteamericano para los limones argentinos?

-Pese a los movimientos que tuvo la acción, la realidad es que tiene muy poco impacto en el negocio de la compañía. De hecho sólo pasaríamos a venderle alrededor de un 3% de nuestra facturación y tendríamos que sustituír a otros mercados. Por supuesto que queremos que se habilite la venta de nuestros productos el mercado estadounidense. Hubo una mala lectura de lo que resolvió Donald Trump en relación a la apertura que se había resuelto sobre el cierre del mandato de Barack Obama. Lo que sucedió es que el nuevo presidente puso bajo revisión la totalidad de las medidas tomadas por el gobierno anterior en los últimos sesenta días y ahí cayó el tema de los limones. Pero el 26 de marzo vence el plazo para expedirse y esperamos que se mantenga la apertura. Para nosotros los tiempos juegan a favor, porque recién en abril estaríamos en condiciones de comenzar el proceso de exportación.

El nuevo escenario

El crecimiento de San Miguel se da en paralelo con el nuevo panorama político y económico de la Argentina. Si bien se trata de una empresa que aprovecha los recursos naturales, le agrega valor y casi toda su producción se exporta. Sólo en los nueve primeros meses de 2016 había vendido 131.000 toneladas desde sus cuatro plantas, alcanzando nuevos récord. Si bien Argentina sigue teniendo el liderazgo, desde Sudáfrica ya comienzan a pisarle los talones, mientras que la planta de Uruguay aún están en pleno proceso de desarrollo. La compañía empaca 1.900 tonleadas de cítricos diarios.

Además de la venta de fruta fresca, los productos elaborados también van ganando volumen. Entre los productos de exportación derivados de la fruta (es decir con un importante valor agregado) se encuentran aceites esenciales, jugos concentrados y cáscara deshidratada.

El modelo de San Miguel demuestra que sí es posible no sólo exportar desde la Argentina, sino también desarrollar a partir del país un modelo de diversificación internacional, lo que vuelve a la empresa menos dependiente de los acontecimientos internos. En ese contexto, la charla con el CEO de la compañía desemboca necesariamente en el análisis del rumbo económico y las nuevas reglas de juego que instaló el gobierno de Mauricio Macri: “Lo más positivo sin lugar a dudas fue la unificación del tipo de cambio, es fundamental para cualquier empresa exportadora con el perfil nuestro. Es cierto que el dólar se va atrasando, pero no es algo que resulte imposible de resolver”. También festejó que uno de los principales focos pase por bajar la inflación. “Tenemos que ir a niveles de un dígito, mientras tanto habrá que ajustarse a un poco”

“Otro aspecto –resalta Corneille- son los esfuerzos que se están haciendo para ir hacia una economía más formal. Nosotros trenemos a la totalidad de nuestros trabajadores registrados, incluyendo a los 5.000 que se suman estacionalmente. Es clave para nosotros porque si no es imposible competir de igual a igual con el resto”.

La ANSES no se quiso quedar afuera

Para la colocación de nuevas acciones en el mercado, una operatoria poco habitual en la Bolsa porteña, San Miguel pisó sobre seguro. La compañía eligió como organizador de la oferta pública a dos expertos: Eduardo Tapia y Roberto Guevara, titulares de AR Partners, la compañía fundada tras la compra de Raymond James Argentina. Tapia realizó la mayoría de las ofertas iniciales de acciones de empresas argentinas en los últimos años, entre ellas Macro, Pampa y Edenor. También actuaron en la colocación de las acciones otras dos compañías de primera línea como Santander Río y Puente.

El resultado superó las expectativas, porque la demanda registró una sobresuscripción de 211% sobre las 58,5 millones de acciones.

Finalmente se adjudicaron 67,27 millones de acciones a un precio de $ 105, con lo que la compañía recaudó $ 706,4 millones que aplicará a sus planes de expansión dentro y fuera de la Argentina.

La ANSES, que tenía casi el 27% de la compañía antes de la transacción, optó por participar y no quedar diluído ante la ampliación de capital. Como resultado, pasó del 26,96% al 26,06%. Esa presencia la había heredado de las AFJP, cuando se reestatizó el sistema previsional en 2008. Días atrás, el organismo se había desprendido de sus acciones en Solvay Indupa ante una oferta realizada por el nuevo grupo controlantes de la química.

El Fondo de Garantía de Sustentabilidad, se informó oficialmente, terminó adjudicándose 11,7 millones de acciones por las que tuvo que desembolsar 123 millones de pesos. “Es importante destacar el aumento de la porción de acciones que cotizan en el mercado (excluyendo la del FGS) a 20,7%, lo cual podría aumentar la futura liquidez en el mercado de las acciones de San Miguel”.

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