Transformación digital: el impulso necesario en la banca tradicional argentina

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Por Santiago Witis, Country Manager de Pomelo en Argentina y Chile

En un mundo marcado por avances tecnológicos vertiginosos, la transformación digital se ha convertido en un imperativo para la supervivencia y la relevancia de cualquier industria. En este marco, el sector financiero argentino no es la excepción, y su proceso de digitalización viene siendo esencial para mejorar la experiencia de los usuarios y reducir el tiempo de lanzamiento de nuevos productos al mercado.

En este camino de transformación, es que la banca en Argentina hoy enfrenta desafíos significativos y la adopción de tecnología de vanguardia se vuelve necesaria para superar barreras garantizando una transición efectiva.

Según la encuesta “Banking y Fintech 2022. Perspectivas del sector” realizada por PwC Argentina, actualmente el 50% de los clientes opera con su banco principal a través de canales electrónicos, lo que evidencia el crecimiento de la digitalización y su penetración a nivel general. Debido a ello, es que la banca tradicional se ha visto obligada a continuar su evolución adaptándose a las nuevas tecnologías de un contexto competitivo y mejorar la experiencia de los usuarios brindando más y mejores servicios.

En este marco, la alianza con socios estratégicos es crucial para la banca. Diversas fintech han demostrado ser un actor clave en la optimización del “time to market” de nuevos productos financieros. Además, ya son varios casos de éxito los que respaldan cómo estas entidades han podido acelerar el proceso de innovación en instituciones financieras, permitiéndoles adaptarse así, rápidamente a las demandas cambiantes del mercado.

Entonces, ¿qué debería estar buscando la banca al momento de elegir a un partner estratégico para dar el salto cualitativo hacia la transformación digital del negocio? En estos procesos, es fundamental contar con un aliado capaz de aportar robustez técnica y tecnológica. Con tecnología y plataformas seguras, nativas en la nube, escalables y flexibles para cubrir todos los casos de uso posibles, los bancos hoy pueden acelerar su time to market, e iterar sus productos de manera ágil. Esta capacidad es un gran diferencial dentro de la propuesta de valor de la banca, en un entorno hipercompetitivo. A su vez, gracias a esta alianza, las distintas instituciones financieras pueden proveer una mejor experiencia de usuario brindando mayores herramientas digitales, y optimizar sus costos de operación al tener un mejor servicio de soporte automatizado.

En este contexto de transformación digital, cabe mencionar también la realidad que hoy viven países como Brasil y México con avances como Pix, la interoperabilidad y las finanzas abiertas. La adopción de pagos digitales ha crecido exponencialmente, reduciendo la dependencia del efectivo notoriamente. Este cambio se refleja en datos reveladores, como el esperado aumento en el valor del comercio electrónico en Latinoamérica. La evolución de las formas de pago, desde cheques y dinero físico hasta los pagos sin contacto, ilustra la revolución que está teniendo lugar en toda la región. Las tarjetas de crédito, impulsadas por la tokenización y la tecnología NFC, dominan el mercado, evidenciando la preferencia de los usuarios por métodos seguros y eficientes. 

En este escenario, empresas disruptivas como Pomelo se destacan como un facilitador esencial para la digitalización de la banca tradicional, ya que permiten ofrecer nuevos productos y servicios financieros en cuestión de semanas brindando así una ventaja competitiva crucial en un entorno financiero en constante evolución. 

Es evidente que la transformación digital de la banca tradicional en Argentina es esencial para su supervivencia y relevancia en un mundo cada vez más digitalizado. Hoy cada vez más, las personas esperan una ecuación conjunta de tecnología, inmediatez y una experiencia sin fricciones a lo largo de todo el trayecto de decisión de compra. Algunas industrias como entretenimiento o delivery, dejan la vara alta y casi aspiracional, sobre la experiencia de usuarios/clientes en otros canales o industrias. Si llevamos esta idea al plano de las finanzas, podemos pensar que los usuarios también esperan – o exigen, de alguna forma – una experiencia personalizada, tailored-made, de productos y servicios, sin importar si se trata de su experiencia en la sucursal física de un banco o en su app de home banking, por ejemplo. Hoy sacar un crédito, pagar o invertir, debería ser tan fácil como pedir comida por una app. Sin dudas, está cambiando drásticamente el cómo las personas esperan vincularse con el dinero, y en esta evolución, la experiencia del usuario será fundamental para el éxito de la banca.   

 

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