En un contexto de recuperación de crédito pero con fragilidad operativa, el mensaje es claro: anticiparse, reestructurar y gestionar con precisión será clave para evitar crisis mayores en el mundo corporativo.
Mientras Argentina avanza en su reordenamiento macroeconómico, crece silenciosamente el número de empresas en situación de estrés financiero.
Según un informe de First Capital Group, el crédito bancario al sector privado creció 140% en dólares en términos interanuales, pero se duplicó el nivel de apalancamiento y aumentaron los riesgos de default corporativo en toda la región, incluso con inflación en baja.
Las empresas toman más deuda, pero con menor cobertura y márgenes
El relevamiento, basado en las 250 compañías más activas del sistema bancario argentino, señala que el crédito al sector privado ya representa el 8,3% del PBI, el doble del piso reciente. Sin embargo, esta recuperación del financiamiento viene acompañada de un desequilibrio creciente: más deuda de corto plazo, márgenes operativos ajustados y ratios de cobertura en deterioro.
“Muchas empresas están tomando deuda para sostener su flujo operativo, no para crecer. El contexto es más frágil de lo que parece”, advirtió Miguel Ángel Arrigoni, socio de First Capital Group.
Si bien el sistema financiero no muestra señales de alarma sistémica —la morosidad se ubicó en 2% y los cargos por incobrabilidad en 4,7% anual—, los rechazos de cheques aumentaron en marzo y se ubicaron por encima del promedio de 2024.
Sectores bajo presión: exportadores, industria y consumo masivo
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Exportadores: enfrentan un tipo de cambio real más apreciado y márgenes erosionados.
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Industria nacional: opera con baja productividad y exige mayor competitividad.
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Consumo masivo y retail: sufren ingresos comprimidos y menor poder de fijación de precios.
“Las reestructuraciones de deuda se están dando de manera silenciosa, fuera del sistema judicial, a través de acuerdos privados con bancos y proveedores”, explicó Arrigoni.
¿Reperfilar, reestructurar o entrar en default?
El informe distingue tres etapas clave en el manejo del pasivo:
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Reperfilamiento (con 12 meses de anticipación): permite acuerdos discretos y favorables.
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Reestructuración (a 6 meses): requiere rediseño sin margen de error.
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Default: obliga a negociar bajo presión o iniciar un concurso con alto impacto reputacional.
“El timing hoy vale tanto como el capital. El que llega tarde, pierde credibilidad”, resume Arrigoni.
Perspectiva regional: más defaults en EE.UU. y Brasil
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En EE.UU., las empresas que se acogieron al Chapter 11 en 2023 fueron las más numerosas en ocho años.
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En Brasil, los pedidos de recuperación judicial aumentaron un 20% interanual, afectando sobre todo a pymes industriales.
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En Argentina, los concursos no aumentaron drásticamente en tribunales, pero los acuerdos extrajudiciales se multiplican.
Fin del modelo de licuación y cambio de régimen
El informe señala que la inflación dejó de ser una válvula de escape, y que el repricing de riesgo exige mayor análisis en cada financiamiento. Modelos de crédito rápido como el Pagaré Bursátil quedaron expuestos tras varios casos de default.
Además, pese a la baja de tasas en algunos países, el crédito comercial sigue restringido: en Argentina representa solo el 8,3% del PBI, lejos del 15% de 2017; en Brasil, cayó 11% interanual.