Se hunden otra vez las acciones del First Republic mientras aguardan por rescate

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El banco ya tuvo anteriormente un rescate del sector privado en marzo pasado para evitar su colapso.

El banco estadounidense First Republic, una de las entidades más impactados por la crisis bancaria de marzo pasado, registraba hoy una nueva caída cercana al 20% en su cotización en Wall Street y se encaminaba a cerrar una semana con fuertes desplomes, mientras prosiguen las negociaciones por un rescate.

El valor de las acciones del banco no encuentra piso y ya cayó un 95% en lo que va del año.

La caída en su capitalización incluso está poniendo en juego su propia cotización en el índice S&P 500 al ser ya inferior a los US$ 1.000 millones: el mínimo para la inclusión es tener un valor de US$ 12.700 millones, si bien existe un margen de tolerancia, indicó Telam.

Ante la grave situación, diversos funcionarios de las autoridades reguladoras –incluyendo la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal- están desarrollando reuniones para encontrar una solución, incluido un posible rescate, según indicaron fuentes vinculadas con la agencia Bloomberg.

El banco ya tuvo anteriormente un rescate del sector privado en marzo pasado para evitar su colapso.

En ese entonces, once grandes bancos de Estados Unidos -entre ellos el JPMorgan, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo- desembolsaron US$ 30.000 millones en sus cuentas, en un plan acordado con el Gobierno.

Si bien esta semana habían surgido rumores de que el First Republic se encontraría negociando con estos bancos para una nueva inyección de capital o una compra de activos, las mismas se estancaron.

Según se reporta, algunas de estas entidades se mostrarían a favor de que el First Republic termine por colapsar –en una situación similar al Silicon Valley Bank (SVB)- y su control pase a manos del Gobierno a través de la FDIC.

No obstante, la agencia federal busca evitar que éste sea el desenlace, porque implicaría un nuevo golpe a sus fondos para poder asegurar los depósitos de los clientes de los bancos colapsados.

Mientras tanto, el mercado es indiferente a cualquiera de las dos salidas pues, según analistas, las acciones del banco son de poco valor, sin importar si la entidad es incautada por el Estado o es vendida a privados.

El desajuste entre activos y pasivos del banco fue uno de los desencadenantes en marzo pasado de la corrida bancaria que lo llevó a la actual situación.

Estos desbalances en los bancos suelen ser comunes en un marco económico de subas de tasas de interés, lo cual obliga a los bancos a pagar a los depositantes una mayor tasa de los que lo que reciben en materia de préstamos –concedidos antes de que subieran las tasas-.

En marzo pasado, tras el colapso de SVB y Signature Bank, una gran cantidad de clientes comenzaron a retirar sus depósitos por el temor a un contagio y los llevaron a otros bancos de mayor envergadura, que son considerados demasiado grandes como para que el Estado los deje quebrar, lo que terminó por recrudecer su situación.

El lunes pasado, el banco presentó su balance trimestral donde comunicó a sus inversores una caída del 41% en sus depósitos entre fines de 2022 y fines de marzo, una corrida peor de la anticipada.

La cifra deja a sus depósitos en un total de US$ 104.500 millones, menos de los US$ 137.000 millones que anticipaban diversos economistas de mercado consultados por la agencia Bloomberg.

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