Hacia una nueva normalidad financiera

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Por Salvador Calogero, country manager, 4Finance Argentina.

Desde hace unas semanas, los argentinos nos jactábamos de tener el diario del lunes y esa información es lo que permitió que pudiéramos cambiar en poco tiempo ciertos hábitos y costumbres. Antes que el Gobierno Nacional anunciara el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), a partir del viernes 20 de marzo, ya se podía ver en las calles a algunas personas tomar medidas de distancia preventiva y muchas empresas se prepararon para cuidar a sus empleados y brindar las herramientas y condiciones necesarias para trabajar de manera remota desde sus hogares.

Mas allá de los casos que públicamente conocemos que desobedecieron las medidas obligatorias decretadas, en líneas generales podemos afirmar que el balance general fue positivo y teníamos un motivo para sentir orgullo. Sabíamos que mantener este fino equilibrio iba a resultar difícil y que muchas situaciones podrían superarnos. Esto ocurrió el viernes 3 de abril cuando ya desde la medianoche se empezaron a ver colas en los bancos para que las personas más vulnerables de esta pandemia pudieran cobrar sus haberes jubilatorios en efectivo. Este efecto se potenció con la coincidencia del pago del ingreso familiar de emergencia en el cual se inscribieron más de 11 millones de personas.

Frente a esta situación también teníamos el diario del lunes. En enero de este año la encuesta probabilística de alcance nacional de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) a la que respondieron 1.000 personas mayores de 16 años, reveló que el 82% prefería el efectivo a la hora de realizar pagos. Estos resultados están en línea con los de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 2017-2018 del Indec que afirmaba que los argentinos pagan en efectivo el 69,4% de los gastos que hacen en rubros de consumo masivo, sólo el 19,4% lo hacen con tarjetas de crédito (11%) o débito (8,4%) y el 4,8% por transferencias bancarias o débitos en cuentas, 3,8% por fiado consensuado con el comercio y 2,6% con medios electrónicos.

El informe “Estrategia Nacional de Inclusión Financiera”, del año 2019, detallaba que en marzo de 2018, el 80,4% de la población adulta, es decir, 26,9 millones de personas, contaba con, al menos, una cuenta bancaria. La Comunicación del BCRA “A” 5927, del 21 de marzo de 2016, estableció la gratuidad de las cajas de ahorros en pesos, incluyendo el uso de su correspondiente tarjeta de débito, sin restricciones de montos, ni costos de apertura, mantenimiento o renovación. Asimismo, según el último informe de “Acceso y uso de tecnologías de la información y la comunicación”, del INDEC, de mayo de 2019, 78 de cada 100 personas utilizan internet y 84 de cada 100 emplean teléfono celular.

Tuvimos el diario del lunes pero la realidad nos superó. Muchas costumbres y hábitos van a cambiar frente a la pandemia global que vivimos. Estamos yendo hacia una nueva normalidad, en donde el trabajo remoto será más valorado; la educación a distancia y que sólo quede relegada a las instituciones educativas tendrá que replantearse; el tiempo que las madres y padres están pasando con sus hijos e hijas hará que la licencia por paternidad cobre más fuerza, por mencionar algunos. En esta nueva normalidad es donde las fintech tienen un papel protagónico, llamadas de urgencia a colaborar como muchos otros sectores en medio de esta crisis, facilitando y permitiendo hacer llegar las ayudas que el gobierno lanzó resguardando el bienestar de todos.

Esta crisis representa una oportunidad única para acelerar cambios, en este caso en el sistema financiero, donde la interoperabilidad y la adopción de métodos de pagos digitales venían teniendo un crecimiento incesante año a año. Tenemos que pensar cómo será nuestro día después. Algunas cosas volverán a ser como antes y otras tienen que cambiar. Si somos capaces de abrazar y adaptarnos a estas nuevas tecnologías, la vuelta a la nueva normalidad será mucho mejor para todos.

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