Mal cierre de julio para el Central: vendió unos U$S 300 millones en los últimos cuatro días

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La tendencia se profundizó hoy, en el último día hábil del mes. Hay preocupación en el Gobierno porque serían necesarias más intervenciones para abastecer el mercado y evitar un salto del tipo de cambio oficial.
El Central tuvo volvió a terminar con fuertes ventas la jornada cambiaria. La entidad que preside Miguel Pesce terminó hoy con un nivel de ventas del orden de USD 100 millones y se estima que en las últimas cuatro jornadas hábil habría vendido alrededor de U$S 300 millones. La cifra no parece significativa en teoría, pero lo es si se tiene en cuenta la exigua cantidad de reservas líquidas que conserva la institución. En otras palabras, cada día de intervención negativa reduce su “poder de fuego”.
La caída de reservas además se ve acentuada por el pago de U$S 227 millones que se realizó esta misma semana al Club de París, lo que se agrega a las ventas en el mercado cambiario. Y la semana que viene no apunta a ser mucho mejor. Siempre en el arranque de mes hay algo más de presión, por ejemplo de parte de los que operan dólar ahorro o solidario. Como ahora el “blue” se ubica bien por encima ($ 180 versus $ 167) seguramente aparecerán más compradores para adquirir dólares a un tipo de cambio más conveniente que el que se opera en la “calle”.
Además, la semana próxima también habrá que hacer frente a un nuevo vencimiento de intereses del FMI por USD 435 millones. De corto plazo, sin embargo, las reservas se recuperarán por el ingreso del aporte ya previsto del organismo vía Derechos Especiales de Giro (DEG), que engrosarán las reservas por U$S 4.300 millones. Pero durará casi un suspiro, ya que en septiembre y diciembre vencen en total casi U$S 4.000 millones, que serán afrontados justamente con los fondos que enviará el propio Fondo.
El Gobierno apuesta a llegar a las elecciones legislativas de octubre con un tipo de cambio bajo control y reducir todo lo posible las posibilidades de una nueva crisis cambiaria antes de las elecciones. El peligro está en qué podría pasar después de mediados de noviembre, con un atraso del dólar oficial cada vez más notorio y con un Banco Central que llegará en una situación muy debilitada. Esto seguramente acelerará la necesidad de recurrir al FMI muy rápido para contener el pesimismo y mejorar el nivel de expectativas sobre el futuro.
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